lunes, 2 de diciembre de 2013

No nos quieren más



El Domingo 1 (primero) de Diciembre del año 2013 después de Cristo, varios de los jugadores de nuestro fútbol tuvimos una percepción (no se si real, pero compartida) al respecto de nuestro canchero y su ayudante. A medida que fuimos llegando (y esto fue comentado por unos cuantos), saludamos y nos unimos al resto de nuestro grupo, pero algo había en la mirada del señor canoso que nos lleva a la cancha, que nos hizo ruido.
El primero en hablar fue Ale Lumerman: -"¿Qué onda, no nos quiere más el chabón?". A partir de ahí comenzó una conversación al respecto. Alguno observó que quizá era solo ese día, y nada contra nosotros, otro se cargó de energía para iluminar los hechos con preguntas (esto por suerte no pasó, porque nos hubiera generado heridas emocionales que, en la previa de un partido pueden destruir la alegría), otros consideraron el asunto completamente irrelevante.Al rato y sin conocer la verdad, simplemente nos acercamos a la cancha 2 (dos).

Como viene siendo costumbre, últimamente está faltando gente, pero ahora existen dentro de nuestro plantel (el único plantel de fútbol inclusivo de todo el Planeta Tierra) algunas guerreras que cumplen de manera más que digna (mucho más que algunos de nosotros) con esta disciplina deportiva. Así fue que los equipos - esta vez empatados al terminar el juego- formaron así *:

A- Majo, Marcos, Iván, Pablo P, Andrés C.
B- Ale L, Flor, Michael, Diego L, Ferchateur.

El partido se abrió a favor de el equipo A, el más petiso (o apetitoso), gracias a 1 (un) gol de la señorita Majo, luego de una serie de rebotes que la favorecieron y que, con alma de goleadora, logró meter adentro del arco displicente-mente defendido por algún caballero del equipo B que no se llevaba bien con sus manos. Luego, la ventaja se amplió a dos y más o menos, se mantuvo esa diferencia en el transcurso del juego.
Por el lado del equipo B, mientras el que relata estaba resguardando el arco por vez primera en una oscura y cálida noche de primavera, apareció una gacela (Flor) que con una puntería envidiable hasta para los más hábiles guerreros de nuestro equipo, forzó el empate escondiendo en la "ratonera" la pelota, dejándome sin oportunidad de evitar el gol.
Los ataques llegaban en forma de peligrosos bombazos y una casi insoportable presión de Michael. Sin embargo, la cosa no se terminaba aquí, porque es bien sabido que nunca nos rendimos, y, a pesar del terrible calor, el equipo A se defendía con ataques. Así seguimos castigándonos mutuamente con goles.
1 (un) pelotazo en la cara recibió Pablo P., que a pesar de sus pies de acero y su porte de estrella de fútbol europeo, debió tomarse la cara por un rato y recibir 1 (un) trago de agua, para soportar lo que quedaba del partido. Aún así, mantuvo un gran nivel en lo que quedaba.
El tiempo pasaba y la cosa estaba casi igualada (nosotros llevábamos la ventaja por la mínima diferencia), cuando, casi sobre el final- ya con ese señor que no nos quiere más esperando el último gol -se acercó alguien (otra vez estaba yo en el arco), tal vez Diego, y anotó lo que significó el empate.

(+): A pesar de los temores que podría haber provocado en el espíritu de algunos atletas, el fútbol mixto amateur, funciona muy bien. Está vivo y crece.
(+): Terminó el partido y no supimos la verdad.
(+): Marcos fue una luz en la defensa.
(+): Se vió, por momentos una dupla de ataque explosiva entre Iván y yo.
(-): El señor de la cancha ... veremos.
(-): La costumbre de llegar demasiado justo al partido.


*Al terminar en empate, imposible definir a unos por buenos y otros por malos.



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