lunes, 30 de septiembre de 2013

La nueva era:

Hablar sobre el mejor partido de futbol de la historia es una tarea prácticamente imposible. Si encima, este partido fue tres partidos distintos, uno con 10 jugadores, otro con 11 y un tercero con 10, la labor se vuelve pavorosa hasta para el más ducho de los cronistas. Pero aquí estamos, con toda la humildad que uno puede tener ante este Titanic futbolístico.
Minutos antes de comenzar, en mi casilla de correos electrónicos apareció un mensaje de Pablo Lumerman, avisando que minutos antes del encuentro se lesionaba jugando con sus herederos en una plaza. Este mensaje tremendo hizo que mi mundo interno se desmorone, sin embargo me tragué mi dolor y caminé los 80 (ochenta) metros que me separan del complejo de canchas.
Al llegar, noticié a quienes ya habían llegado del cataclismo, quienes respondieron con ofensas a la persona en cuestión (yo no le creo nada, por ejemplo) y decidieron que Pablo Lumerman deberá invitarnos a todos a 1 (un) asado. Después de esto, y a medida que iban llegando los caballeros, nos unimos con entusiasmo en el camino hacia la cancha 3 (tres), camino por el cual transitamos como 8 (ocho), pero finalizamos siendo 10 (diez).
Una vez dentro de la cancha se armaron los equipos:
.Malos: Lucas T., Marcos, Facundo Valdez, Andrés C y Pablo Pachila (Más tarde se nos sumaría Leandro "Rooney" B.)
Buenos: Ale Lumerman, Fernado Dagnino, Iván, el amigo de fer cuyo sobrenombre no recuerdo (pero que a pesar de todo me cayó muy bien), así que llamare "Chapa" y el amigo de Ivan (cuyo nombre no recuerdo así que lo llamaré "Milton").
Bien, como iba contando, el comienzo del partido fue 5 (cinco) contra 5 (cinco). Y, apesar de las deficiencias técnicas que teníamos los malos, algo en el aire nos impedía bajar los brazos y se sostenía, al menos en un principio, cierta hidalguía y podíamos imaginar una potencial victoria. En el arco, en un principio, estaba Lucas, Marcos se instaló como primer defensor, tipo líbero y yo me acomodé como una especie de Gago pequeño. Como puntas un 9 (nueve) más bien clásico como Facundo y un Pablo que por momentos recordaba al Rolfi Montenegro.
Del otro lado, el "Chapa" parecía ser un tipo muy medido como jugador (en un buen sentido, un tipo pensante), un Fer de muy buen pie, el Ale que todos conocemos, ordenado y astuto y una dupla de atacantes fulminantes formada por Ivan y Milton.
Como iba diciendo, en el comienzo todo parecía bastante correcto, sin embargo, en un momento dado, llegó Leandro y el partido se volvió un poco raro. Y esto no lo digo en detrimento de el, considero que a veces, la supremacía numérica puede engrandecer al equipo en inferioridad y esto, en definitiva, fue lo que pasó. Los buenos empezaron a cambiar por gol una serie de ataques. Los Malos se comenzaron a perder oportunidades increíbles (yo particularmente, me destruí el autoestima luego de resolver increíbles jugadas individuales tirando afuera pelotas que iban solitas al arco), el entusiasmo mermó y las recriminaciones comenzaron a aparecer. Mientras tanto, en el cielo, los astros querían seguir viendo fútbol, y el dueño de la cancha cayó en el sueño del olvido. El tiempo siguió pasando, Lucas se fué y se dió un nuevo 5 (cinco) contra 5 (cinco). Durante este último tramo, el partido fue similar: nos perdimos varias situaciones, ellos convertían las suyas y, si bien en algún momento repuntamos un poco, no nos alcanzó.
Pensamientos finales:
Ganaron los buenos porque convirtieron en gol más jugadas.
Los Malos fuimos buenos pero no suficiente, para eso, hay que hacer los goles.
Jugamos poco más de una hora y media.
El aire me sigue alcanzando, pero tuve mi primer calambre.
Espero aprenderme el nombre de los invitados si llegan a volver.

1 comentario:

  1. Excelente crónica! Simplemente quiero que recordemos el nuevo y merecidísimo apodo que se ganó el Sr. Dagnino: La Saeta Rubia. No solo goleó, sino que habilitó y defendió como pocos!

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