lunes, 31 de marzo de 2014

Despertar de las tinieblas






  • "A mi parecer, no hay nada más misericordioso en el mundo que la incapacidad del cerebro humano de correlacionar todos sus contenidos. Vivimos en una plácida isla de ignorancia en medio de mares negros e infinitos, pero no fue concebido que debiéramos llegar muy lejos. Hasta el momento las ciencias, cada una orientada en su propia dirección, nos han causado poco daño; pero algún día, la reconstrucción de conocimientos dispersos nos dará a conocer tan terribles panorámicas de la realidad, y lo terrorífico del lugar que ocupamos en ella, que sólo podremos enloquecer como consecuencia de tal revelación, o huir de la mortífera luz hacia la paz y seguridad de una nueva era de tinieblas." (H P Lovecraft)


      Comimos bien. Nos dirigimos a la cancha número 3 (tres), sin saber lo que nos esperaba. A veces, la realidad es mucho más terrible que la ficción, pero aún así, cada día nos levantamos de la cama con un optimismo que resulta tranquilizador. Uno simplemente piensa para sus adentros: "la vida es más o menos todos los días igual." Pero a veces no lo es.
      Al principio de la noche, nos enteramos que uno de los Andrés(es), no venía porque es puto (en el sentido callejero y que nada tiene que ver con orientación sexual). Sin embargo, Marcos "de la estrella del norte" orientó toda su energía a nuestro fantástico combate deportivo y estuvo ahí para remendar lo que un tocayo mío destruyó con una actitud poco "fútbol cero". Al final, bajo la oscura luz nocturna, los equipos formaron así:

      . Los Buenos: Alejandro Lumerman, Diego Lumerman (que estaba muy lindo), Marcos Cano, Lucas Tamagni y Rafa MacNamara.
      . Los Malos: Iván, Fer Dagnino, Sebastiano Brunwald, Andrés Oswald y Andrés Ciruzzi.

      Bajo la luz de la luna, oculta detrás de las nubes, pero que de todos modos ilumina, dándole un tono gris a todo el cielo, el partido comenzó de manera muy terrible. Trabado, ajeno a las capacidades humanas. No había goles hasta que de pronto los Buenos construyeron el primero casi desde el azar. Pero pronto vino el empate, y, al poco tiempo, su servidor, casi caminando hasta la mitad de la cancha, se acomoda y tras un "¡que no le pegue!" de Diego, le pegó. Y fue un golazo. 
      La pelota salió de su origen casi con un tembloroso placer, como si le hubieran dicho que era la pelota más linda del mundo y que no quería que ese momento terminara jamás. Sintió el placer de ser bien pateada y se dirigió, haciendo una sutil curva, hasta el ángulo derecho del arco de los Buenos. Y fue gol. 
      Después de eso, a pesar de quedar en un momento a dos goles de distancia y a favor, los Malos perdimos la compostura. Todos los demonios y seres de tiempos inmemoriales aparecieron desde lo profundo y nos aterrorizaron. Comenzamos a pelear entre nosotros y la tormenta que no terminaba de salir del cielo, surgió en nuestros corazones. Todos llorábamos, sabiendo que éramos corruptos (en un sentido espiritual) y perdíamos oportunidades caminando cuando hay que correr y corriendo desesperados cuando hay que caminar. 
      Al rato, la diferencia era grotesca. Los demonios judíos reían con carcajadas inhumanas y generaban jugadas que no eran de este mundo. Nuestra moral caía a pedazos y nuestras rodillas sangraban. Al final, solo deseábamos morir, para que esto termine y finalmente, terminó. Perdimos como nunca antes e había perdido, y los Buenos ganaron como nunca se había ganado. Por suerte, al día siguiente, el mundo era de nuevo normal, y la vida era más o menos la misma para todos.

      • Este puntito representa a la desazón de quien escribe.

      martes, 25 de marzo de 2014

      Pablo Lumerman

      Pablo Lumerman Sirote
      Comunicando

      Pablo Lumerman es el mayor de los hermanos Lumerman. Apasionado jugador y amante de la belleza, desde la Patagonia nos habla de su pasado presente y futuro con el fútbol amateur.


      ¿Desde cuando te gusta el futbol?
      El futbol me gusta desde chiquitito, en particular cuando descubrí que se puede jugar donde sea dada la facilidad para fabricar una pelota con loque haiga, desde papel y cinta escoch, medias usadas a aquellas mas sofisticadas y comerciales como la argentum y la brasuca.
      ¿En que puesto te gusta jugar? 

      Me gusta jugar del centro hacia adelante.
      ¿Que pensas de Dios? 

      Pienso que Dios es esa red que nos conecta a todos los seres, previo a que todo el Cosmos fuera creado y posterior a que todo concluya. También pienso que esta medio escondido y que a lavez nos esta buscando.
      ¿Cual es tu música favorita? 
      Me gusta la fusión de ritmos y melodías. EN particular, trovadores aventureros que recorren territorios y recogen melodías que luego mezclan en sus corazones y comparten a través de sus guitarras y soundsistems.
      ¿Que es lo que más extrañas de futbolcero?  
      El efecto que produce en la cancha, la coherencia entre democracia y juego. Extraño esa certidumbre de que el futbol produce una felicidad especial, liberadora de gol en gol.
      Ahora que vivís en Río Negro, ¿Jugás?

      Estoy jugando con un grupo de muchachones pero todavía soy el nuevo, tratando de irradiar de a poco la virtud peculiar que esconde un futbolista cero como yo.
      , ¿Cómo hace un padre de familia, cmprometido con la realidad político/social, para además, seguir siendo un jugador de futbol amateur? 

      Entiende una cosa dependiente de la otra. No podría ser buen padre y activista de la transformación si no tuviera un espacio de juego futbolístico amateur .
      Además del futbol, ¿que otra pasión tenés? 

      Me apasiona los insumos de la cocina mediterránea . El garbanzo, el ajo, la berenjena, el aceite de oliva y el tomate. También la mística religiosa, sus ortodoxias y las aventuras.



      Orgullo y Prejuicio

      La señorita Meret (Suiza), vistió unos
      elegantes calzoncillos con besos, gentileza
      de Diego Lumerman.

       Ha llegado un punto en el que la popularidad del fútbol mixto se ha equiparado con el masculino, convirtiendo a fútbol amateur en una suerte de metáfora de la vida misma en el siglo XXI. Los muchachos y las muchachas juegan en igualdad de condiciones y el nivel de juego hace virtualmente imposible distinguir entre sexos. 
      En la semana, Teniente Majoni había cumplido la mayoría de edad. Con eso como pretexto, rápidamente se postuló la posibilidad de convertir el partido tradiconal masculino, en un mixto con torta y piñata. Se envió el mail usual de inscripción para jugadores y, adjunta, la propuesta, bienvenida por todos los socios*. Finalmente, el Domingo a las 20 (veinte) horas, nos encontramos en la cancha número 3 (tres) del complejo "San José fútbol-tenis". 
      La noche, tibia y bella, se convertía en observador imparcial de un gran partido en el que 2 (dos) equipos jubilosos mostraron lo mejor de la raza humana. 4 (cuatro) hombres y 2 (dos) mujeres en cada equipo (de las cuales una, hija de las mismas tierras que el héroe perdedor Guillermo Tell, jugó en calzoncillos).

      . Los Buenos: Gonzalo "Goma" Gomila, Rafael MacNamara, Luco "Luquini" Tamagni, Mechi, Meret "de los Alpes" II, Sebastiano Brunwald.
      . Los Malos: La triple A formada por Andrés Krom, Andrés Oswald y Andrés Ciruzzi, La Teniente Majoni, Vane Barberon y Fer "el vikingo" Dagnino.

      Los corazones de todos latían a gran velocidad. El juego era duro, pero por momentos se leían buenas intenciones por parte de ambos equipos. Por el lado de los Buens, Gomila arengaba, como un Verón más joven, a sus compañeros y compañeras, que corrían voluntariosos. Los ataques se repartían entre ambos equipos y las defensas, ajustadas, sostenían el marcador en una diferencia mínima. Los Buenos presionaban fuerte en la mitad de la cancha y hacían que los Malos fallaran más de lo común, pero aún así, las contras eventuales y violentas surtían efecto y debilitaban el ímpetu de los que resultaron (polémicamente) ganadores.
      En un momento clave del partido, cuando, los Buenos iban ganando por 1 (un) gol, hay lateral para los Malos y gran jugada colectiva que termina en Gol de Oswald (que cada día está mejor y parece que nunca se hubiera lesionado). Pero alguien de "Los Buenos" (entre comillas porque hay olor a mentiras), aseguran que es lateral para ellos. Finalmente, los Malos acceden a las peticiones y permiten invalidar el golazo. 
      Sobre el final del encuentro, llega el Señor de la Cancha y dice, "último gol". Estando los Buenos 1 (un) tanto arriba, en un intento de despeje al "corner" por parte de Luco, mete la pelota en su propio arco (al menos según el Señor), pegando en el ángulo izquierdo y sobrepasando la línea (según el Señor, de nuevo)para volver hacia afuera, dando como resultado real, un empate. Pero como todavía no incorporamos la tecnología en el fútbol, aceptamos de buen grado la derrota para proteger a Lucas T (que está para jugar en Brasil).
      Al terminar el encuentro, los jugadores pasearon por el predio firmando autógrafos y festejaron con torta y bebidas espirituosas el natalicio de la señorita Majo. ¡Salud!

      *Hubo algunos que no adhirieron y otros que, subidos al caballo, acusaron al representante electo por los socios de "borrar" ciertos jugadores. Ante esto, solo diré que aquí lo que hay es una lucha de poder y nadie ha sido borrado de ninguna cosa. Hay ciertos personajes con poder político dentro de la administración actual, que mientras viajan por el país y emiten opiniones sobre cosas que no conocen personalmente, ensucian a otras de noble corazón que guardan un respeto profundísimo por este elegante deporte. Y esto es notorio, al ver que una señorita tranquilamente usurpa sus calzoncillos mientras no está en la ciudad, Señor Lumerman. Si usted pretende dirigir un club, podría saber administrar su ropa interior de mejor forma.

      martes, 18 de marzo de 2014

      El fútbol y el miedo



      Voy a abrir mi corazón y relataré una de las experiencias más profundas de mi vida. Cuando tenía 5 (cinco) años, ingresé en la escuela Nº2 "Conrado Villegas", de la ciudad de Neuquén. Comencé mi educación a tan temprana edad debido a que mi cumpleaños es en junio y por eso, me convertí en el más pequeño de toda la clase.
      El primer día de clases, luego del recreo, lleno de temores, entré en el aula equivocada y, cuando volví a la mía, de la mano de una señora vieja y horrible, mis compañeros se comenzaron a reír y yo me puse colorado ,porque no sabía enojarme. El enrojecimiento de mi piel hizo que se rieran aún más y que yo me ponga peor. A partir de ese día, y, durante los siguientes 7 (siete) años, mi infancia se volvió una tortura. 
      Entre otras cosas, mis compañeros aseguraban que "como yo era un marica" (aunque no lo era, pero a la larga te creés cualquier cosa cuando te la repiten a menudo), seguro no podía hacer un gol "ni con el arco vacío".
      El tema es que yo estaba en un territorio hostil, y, cuando uno está en un territorio hostil y rodeado de enemigos, es muy difícil hacer lo que uno sabe que puede hacer bien (y yo soy tercera generación de amantes del fútbol y existo en un cuerpo bastante atlético).
      Volviendo a lo anterior, efectivamente, como aseguraban mis compañeros, las pocas veces que jugué al fútbol en la escuela, por alguna razón surgida desde lo más hondo de mi inconsciente asustado, le pegaba mal a la pelota, y me daba cuenta que lo hacía por un mandato externo, y mis compañeros se reían, y yo alimentaba mi odio hacia ellos, y entraba en una zona donde los justificaba, porque ese ea mi rol predeterminado.
      Ya un poco más grande, mi papá me anotó en la escuelita de fútbol  "Marangoni" y, al estar en un ámbito nuevo, me sentí fresco y encontré la oportunidad de "disfrutar". Además, tuve la fortuna de conocer al hoy tesorero de Fútbol Cero Amateur, Diego Lumerman, que fue compañero de ruta durante algo así como 2 (dos) años. En el "Marangoni" jugué gran cantidad de partidos, y siempre me sentí seguro. Incluso, a veces, ya admirador de los ninjas, pensaba que tal vez pudiera incrementar mi percepción para "percibir" rivales sin verlos. 
      Pero todos los días iba a la escuela. Y todos los días, me negaba a mi mismo jugar a la pelota, porque sabía que si fallaba (y yo iba a fallar), me iba a convertir en la cena de los depredadores. Cuando finalmente terminé la escuela, me prometí a mi mismo ser otro, para no sufrir más y que no me guste más el fútbol. Esto duró casi lo que duró la secundaria.
      Pero no se elije lo que a uno le gusta, ahí no hay elección posible, porque lo que te gusta es lo que sos. Y a mi me gusta el fútbol.

      lunes, 17 de marzo de 2014

      La muerte del diseñador





      La última semana falleció el "Diseñador de las famosas argentinas". El hombre tenía poco más de 40 (cuarenta) años y mucho colágeno en sus labios. Quienes lo conocían, afirman que era una persona muy saludable, que corría y entrenaba todos los días. Además, comía pollo a la plancha.
       Nosotros no. Nosotros jugamos solo los domingos, los gloriosos domingos. Así, no moriremos. Y a los 40 (cuarenta), con o sin colágeno en los labios, seguiremos jugando, todos los domingos.
      El partido fue grandioso, terrible, desparejo, vulgar y genial. Los equipos formaron así:

      .Los Buenos: Iván "de la Muerte", Andrés "Judío" Krom, Marcos "de la estrella del Norte" (que ya tiene la edad del modisto), Andrés Ciruzzi (de orientación anarco-cristiana y que polariza y equilibra al otro Andrés) y Gonzalo "Goma" Gomila.
      Los Malos: Ale "el justo" Lumerman, Lucas "Luquini" Tamagni, Rafa "highlander" MacNamara, Andrés "intelectual" Oswald y Facundo "señor de los tacos" Valdez.

      El partido comenzó y, pocos minutos después, quiso la divinidad que los Buenos metieran un primer gol (se agradece el tremendo pase-gol/error de Valdez) y en la siguiente, rapidamente empataran los Malos (y aquí, temo que Gomila quería salir del arco, porque era fácil de atajar. Por lo tanto, como arquero recibe cero puntos). Pero poco a poco, la balanza se fue inclinando hacia los que fueron Victoriosos. Y es que cada intento de atacar sucedía de manera fluida y cada intento de recuperación, parecía funcionar. Pero no todo era de los Buenos. La infatigable marca personal que hizo Luquini con quien escribe, fue casi infalible (Tuve que funcionar durante varios tramos del partido, como engaño, para que mis compañeros pudieran atacar: yo me movía lejos para que los Malos perdieran un defensor). Así, logramos obtener una diferencia grande, de 3 o 4 (tres o cuatro) goles, que se sostuvo hasta el final. 
      Lo de los Buenos se debió a individualidades, si, pero también a una comprensión del juego de equipo en ataque que fue el cemento que pegó los ladrillos de esta victoria. Cuento un gol particular para ilustrar esto. Marcos, en defensa, esperaba con la pelota a Iván, para que se mueva hacia la derecha. Yo esperaba casi en la misma línea que él. En un momento dado, me moví hacia el centro de la cancha y recibí un pase del hombre del norte. Llevé el esférico hacia el ángulo izquierdo de la cancha y me persiguió el arquero, me persiguió un defensor, me persiguieron miles de ellos. Casi rendido, comprendí que la única posibilidad era meterla "de taquito", y entró. JUEGO DE EQUIPO: Los hombres se miran, esperan y anticipan lo que va a hacer el otro. Esto debe ser recíproco, venir del que da y el que recibe. Estar atentos.
      También hubo algo que va a hacer enojar mucho a a Alejandro "el justo" Lumerman: En la primera mitad del partido, Goila grito: "¡Pegale!", cuando Krom la tenía en sus pies. Pero Krom estaba detrás de la línea media del campo de juego. La pelota llegó "caminando" hasta el área rival y ahí estaba yo. Hice la mímica de que le pegaba (pero no le pegué, y es sabido que en fútbol 5, si la pelota fue pateada desde atrás de la mitad de la cancha, el gol no vale) y cuando la pelota toco la red, todos dieron por sentado que el gol era mío, pero no, fue de Krom. Y en mi opinión personal, una "trampa" no observada en el momento es una jugada válida (y esto es así para mí, pero también para Dios), porque el juego contempla la trampa al evitarla. Solo hablar de ella, significa hacerla existir por si misma. GOL DE KROM.
      Cuando Paris venció a Aquiles, lo hizo sabiendo su punto débil. Cuando los Buenos vencieron a los Malos, lo hicieron conociendo su debilidad, que es por la moral (que no necesariamente implica a la bondad en mayúsculas). 

      Nota al pie: de ninguna manera me alegra la muerte de Jorge Ibañez, de hecho, hasta me dió un poco de pena. Es solo el contexto histórico de este último partido.

      viernes, 7 de marzo de 2014

      Golondrinas



      En un domingo un poco triste, se reunieron 8 (ocho) jugadores y 1 (un) árbitro (que fue lo que fue solo porque estaba cerca y estaba herido). Como es un poco tarde en la semana, no me es posible recordar demasiado del encuentro, solo que mi equipo perdió y que el equilibrio entre rivales no era puro.
      Esto lo explico así. Recuerdo que mi equipo estaba formado por dos jugadores grandes y lentos, más Marcos y yo. El equipo rival, tenía a 4 (cuatro) jugadores de tamaño "standard" y velocidad normal.
      Como es viernes por la noche y no estoy del mejor humor (tampoco lo estuve la noche en que jugamos), diré que a veces uno debería tomar riendas de su vida y cuando nota que algo no es correcto, tendría que hacer algo. Es cierto que no siempre puede uno lograr el acuerdo con los compañeros, pero al menos debería intentar, para dejar el alma tranquila.
      El referí era Gonzalo Gomila, jugador del pasado que en las últimas fechas ha retornado a la ciudad más europea de América del Sur, para ajusticiar con su "pito" invisible. Probablemente, en la próxima fecha de fútbol amateur esté entre nosotros nuevamente como jugador.
      Mientras tanto, diré que perdimos bien, pero que los equipos estaban muy mal armados. También diré que no me quejé abiertamente, pero eso es un problema mío, que tendré que resolver puertas adentro.
      Pido disculpas por lo breve de la crónica, pero esta semana me ha mantenido ocupado al punto de no dejarme tranquilo hasta la hora del sueño. Sé que esto puede y debe ser más extenso y descriptivo, pero a veces la vida nos limita de formas que ni los Dioses son capaces de controlar. Mientras tanto, solo puedo decir que espero poder más. Para la próxima.