martes, 11 de febrero de 2014

Cuando los héroes lloran

Dios te ama, en la medida que tú
tengas buen trato con Él.

En Holanda hay tulipanes. De la misma manera, en Argentina, podemos encontrar gente que gusta del mejor deporte del mundo.
Así también, en el país de la reina Máxima hay otros tipos de flores y, de la misma manera, en nuestro país, a veces encontramos gente que no gusta del juego magnífico. Sobre ellos quiero decir algunas cosas.
La primera: que seguramente han sido desmoralizados durante su infancia.
La segunda: racionalizan su perturbación infantil con argumentos estúpidos como "22 tipos persiguiendo una pelota" o, "prefiero ver una película".
La tercera: todos los anti-fútbol, en el fondo, desean jugar y ser aceptados. Superarse a sí mismos y ser los verdaderos super-hombres que han venido a ser en el planeta Tierra.
Todos los argumentos que un anti-fútbol pone, son excusas generadas por el temor.

Ahora, sobre el partido:

El partido del Domingo pasado fue nuevamente, una victoria espectacular para unos y una derrota tremenda para otros. Pero así es el fútbol.
Los buenos formaron así: Marcos, Diego, Facundo, Mac Namara y Sebastián.
Los Malos Formamos así: Andrés K, Ferchot de las granjas de girasoles, Leandro Bossero, Lea "conde Orlock" Barrios y yo.
Como en muchas ocasiones, el partido comenzó siendo equilibrado, pero poco a poco, fueron los buenos quienes marcaron la diferencia. Los Leandros estaban gordos espiritualmente y de entrada plantearon jugar "a lo Beto Márcico", y eso solo funciona cuando uno es el "Beto". Así, lo que parecía querer decir "deliciosos pases en profundidad, se convirtió en un fluctuante intento por sostener algo de vitalidad, mezclado con enojo por las situaciones que perdíamos.
Por el lado de los buenos, goles de categoría y goles de lo más ridículos, todos, uno detrás del otro. En un momento, Fernando mostró su faceta más perezosa y negativa y luego de insultar a Dios, como suele hacer, tiró el balón muy lejos. Más tarde, esa misma noche, gritó con una voz tan fuerte (luego de un choque con el titán enemigo, Facundo) que parecía el fin del mundo.  Todos los malos lloramos y pedimos al cielo, pero nuestro Dios, nos había abandonado. Quizá fueron las terribles palabras de Fer, quizá, no eramos suficientemente dotados y el Padre nos lo hizo saber.
Al rato, algunos de nosotros comenzamos a ver como las estrellas caían del cielo y miles de piezas metálicas lastimaban nuestra piel. Los ataques de los buenos eran prácticamente lo único real. Pero algunos de nosotros todavía creíamos que era posible y a la hora y cuarto de juego, comenzamos a correr como si fuera la última chance antes de morir verdaderamente. Y algunos goles fueron hechos.
Pero no alcanzó. Fernando habla muy mal de Dios constantemente.


                                             La Vigilancia que el Señor pide,
                                         se dirige a las dos partes del hombre: 
                                     al cuerpo para que este prevenido contra la somnolencia y al alma,
                                      para que rechace el odio que produce dolor.


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