viernes, 17 de enero de 2014

Andrés O.

Andrés en una campaña solidaria el día del niño.

"Mi nombre es Andrés y soy el mejor arquero del plantel". Esto debería decir Andrés Oswald y lo debería decir con todo el orgullo del mundo, porque efectivamente es cierto.
Además de arquero, este hincha de Racing, es también un jugador de gran inteligencia que acompaña tanto en defensa como en ataque de manera impetuosa. Parte de su riqueza como atleta se la debe probablemente a su constitución física: es un jugador de estatura media (quizá algo bajo, lo cual es mejor todavía), delgado, de huesos livianos. Todo esto le permite una destreza y ligereza que es imposible en los jugadores de altura, cuyo sistema nervioso pierde tiempo enviando información a sus lejanos pies, que siempre responden con demora.
Como jugador de campo, Andrés se caracteriza por actuar de manera ordenada pero nunca fría (es un jugador afectivo). Es capaz de leer el juego para posicionarse en donde hace falta y transpira la camiseta.
Como arquero, es un ágil guerrero que usa tanto sus brazos como sus pies. En pelotas difíciles no gasta energía en dudas y vuela hasta los lugares más recónditos del universo que representa el área.
Hace un par de meses, en un partido amistoso en honor a Luco, se fracturó la clavícula luego de salvar a su equipo de recibir un tanto en contra. Luego de eso, intentó seguir, pero minuto a minuto su piel se ponía cada vez más blanca y el jugador Sebastián lo llevó al hospital. Si mal no recuerdo, el equipo ganó y su sacrificio demostró que siempre se puede un poco más.

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