lunes, 20 de marzo de 2017

La envidia de todos los futbol(s)

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los republicanos


El impacto de la desaparición física del rey despertó, en su momento, un inusitado fervor religioso en algunos (los más cuerdos) y un tono desafíante ante el poder de Dios, por parte de otros (los mas ilusos). Fue así que los de San José vivieron un gran despliegue de conflictos y luego, desde los espacios más virulentos de la militancia pro-república fueron poco a poco volviéndose más herméticos y sectarios.

Aquellos que honramos las buenas costumbres fuimos hacia el sur. Sabíamos que el hermano mayor del rey estaba allí y había quienes aseguraban que el líder vivía allí también. 
Fue mayor mi sorpresa y mi júbilo cuando llegué en peregrinación al Alto Valle y, recibido por antiguos cortesanos, fui llevado ante el trono del mismísimo. Allí le conté como McNamara y los de la ciudad-puerto festejaron su muerte y prepararon el terreno para algo que llamaron "República", engañando a todos aquellos que con ilusión confíaron. El rey tocó mi rostro con su mano y sonrío como pidiendo que no me preocupara. Luego fuimos escoltados hasta una cnch de barro rodeaa de altos álamos.

El fútbol fue inclusivo  y se notó la falta de juego. El rey y su hermano fueron de la partida. Guillo, Gonzo y Lara fueron lo nuevo junto a "El negro". Quien escribe fue con su hermano y la sensación de la cancha fue responsabilidad de Héctor el bueno y Fernando Dagnino, que deberán jugar siempre en equipos distintos por el tamaño de sus cuerpos y serán llamados "Titanes".
El partido fue doble. Un primer tiempo en el quue los Justos Ganadores fueron: Manuel C, El Negro, Fer, Hector y el escriba y los Justos Perdedores: Diego y Pablo L, Lra, Gonzalo y Guillo.
Más tarde, en un segundo partido, los Justos Ganadores fueron: Manuel C, Hector, Gonzo, Guillo y yo y los Justos Perdedores fueron: Fer, Pablo y Diego L, Lara y El Negro.